Nuestro compañero Marcos Parra se jubila, tras 14 años formando parte de nuestro equipo, aunque vinculado a nuestra empresa desde muy jovencito.
Todo el equipo de JULIAN SOLER le desea lo mejor en su nueva etapa!
En esta entrevista nos cuenta un poquito de su emotiva historia con la empresa Julián Soler
Marcos, ¿a qué edad conociste nuestra empresa JULIAN SOLER?
Con 15 años ayudaba a mi padre que era electricista y me acercaba con él a la bodega de SOLER que estaba en Quintanar del Rey cuando había alguna avería.
Mi padre dedicaba en exclusiva el mes de vendimia a ser el electricista de la empresa (en aquellos años la luz iba a 125v-220 en trifásica) y me encantaba acompañarle. Recuerdo ver la antigua caldera, que era mixta de biomasa y fuel oil y a los antiguos compañeros como Baturro, Cigarro, los perros…, había una concentradora solamente y una relación muy familiar.
La Manolita y su hija Visi repartían bocadillos en la vendimia a la hora de la merienda. A mi padre también le daban y a mí, las veces que le acompañaba, también.
Las averías más frecuentes en aquellos momentos, eran el quemador de la caldera, que era de fuel-oil, y se atascaba. Había también muchas averías en las bombas de trasiego por calentamiento de cables.
Pasaron los años y yo, me casé y empecé a trabajar con la familia de mi mujer que tenían una granja de porcino. Pero mi mujer falleció y entonces decidí irme de la empresa familiar y empezar a buscar un nuevo trabajo. Estuve un tiempo trabajando con mi hermano de electricista y fue él quien me dijo que en JULIAN SOLER necesitaban personal.
Entonces JULIAN SOLER tenía ya una nueva fábrica fuera del pueblo, con nuevas instalaciones. Hice una entrevista y empecé una vendimia el 1 de septiembre de 2010 junto a 9 personas más en la zona de maceración, con compañeros como Pedro López, Igor Zhuck y Jesús, el mecánico.
Cuando terminó la vendimia me ubicaron en la zona de llenado. Entonces la llenadora aséptica se ponía en marcha una vez a la semana para llenar un par de lotes (hoy en día funciona de forma continua de lunes a viernes). No existía el turno de noche en la zona de llenado y cargábamos un par de camiones diarios.
Después pasé a trabajar en la caldera de biomasa, donde éramos 3 personas. Hice el curso de operador industrial de calderas y me examiné en Albacete. Obtuve el carnet de operador y desde entonces mi puesto de trabajo ha sido fundamentalmente en la caldera de biomasa, aunque puntualmente he ido a cubrir otros puestos.
¿Cómo ves la evolución de la empresa?
Lo que destaco en este momento es el progreso que ha experimentado la empresa desde que la conozco de adolescente. Ha crecido en número de empleados (cuando empecé éramos 40 personas y ahora somos 80), en número de cargas, en turnos de trabajo…. Se ha profesionalizado mucho, también se invierte mucho en formación tanto de prevención de riesgos laborales como de higiene y limpieza.
¿Qué planes tienes para tu jubilación?
Mi mujer es Colombiana y queremos ir a vivir juntos a Colombia una parte del año, lo que me hace mucha ilusión.
¿Qué te ha aportado trabajar en JULIAN SOLER?
Mucha seguridad, siempre he considerado JULIAN SOLER una empresa fiable. Me he sentido seguro tanto a nivel laboral como económico. Me llevo muchos buenos recuerdos con compañeros, cenas de navidad, “maja siegas”…
¿Recuerdas alguna anécdota?
Mi padre llenaba un saco de piedras y le decía al novato que fuera: “Ve a por la caja de voltios”. Como el novato no sabía lo que había dentro, cargaba en una carretilla como podía el saco pesado y buscaba a “Parra el electricista” para dárselo. Esa broma la hemos ido haciendo año tras año a los nuevos que se incorporaban.